[dropcap style="1" size="3"]P[/dropcap]layas, muelles y piscinas son durante el verano nuestros grandes espacios de recreo, diversión y esparcimiento.
Pasear, bañarse y nadar en este entorno son actividades muy beneficiosas para nuestra salud. Los organismos oficiales se ocupan de velar por el cumplimiento de las adecuadas condiciones higiénico-sanitarias en estas áreas, para que el ciudadano pueda disfrutar de ellas.
Pero el ciudadano debe tomar también una serie de precauciones para evitar los accidentes y lesiones que se producen cada año por estas fechas: cortes y heridas, picadura de medusa, ahogamientos, golpes y traumatismos… Muchas de ellas pueden producir lesiones con consecuencias realmente graves para la salud.
En la época veraniega aumentan considerablemente los ingresos en urgencias de personas que han sufrido alguna lesión traumatológica: accidentes por zambullidas, caídas accidentales o precipitaciones al agua, ya sea en el mar o en la piscina.
Las zambullidas y saltos imprudentes suelen dejar importantes secuelas por tratarse casi en el cien por cien de los casos de lesiones completas o cervicales (tetraplejias). Además, muchas veces la persona que se sumerge no es la única damnificada, sino algún adulto o niño sobre el que se precipitó el bañista temerario, resultando, en ocasiones, peor parado que el imprudente.
Los accidentes por ahogamiento también se producen como norma general por la imprudencia del usuario, bien por hacer caso omiso a las banderas que indican el nivel de peligrosidad del baño, o bien por no respetar una serie de conductas básicas de aclimatación previas al baño.
Por otra parte, un juego aparentemente inofensivo como las “ahogadillas” o “ahogaduras” practicado habitualmente por nuestros jóvenes, puede acabar en fallecimiento o en daños cerebrales permanentes.
Sin olvidar a los más pequeños, que son quienes están más expuestos al riesgo de ahogamiento si no saben nadar adecuadamente o se adentran en una zona de baño peligrosa.
Desgraciadamente las medusas también forman parte del verano y debemos respetar las indicaciones de los socorristas o las señales que nos previenen de la existencia de medusas en la playa.
Cómo actuar si hay medusas en la playa:
No subestimes la situación. La única manera de evitar las picaduras es no bañarse, ni siquiera en la orilla, ni mojarse con agua recogida en cubos, que pueden contener fragmentos de los tentáculos urticariantes.
No toques nunca las medusas, ni siquiera las que quedan varadas en la arena o los fragmentos de ellas, ya que el poder urticante persiste aunque estén muertas.
Si has tocado alguna, aunque no hayas tenido ningún tipo de reacción, no te lleves las manos a los ojos o boca, ya que son zonas mucho más sensibles.
Respeta y atiende las indicaciones y advertencias que existan en la playa (megafonía, carteles, señales, banderas…) o aquellas difundidas a través de los medios de comunicación.
Si ves medusas y no existe ningún aviso en la zona, informa al puesto de vigilancia más cercano o a las autoridades locales.
El uso de cremas de protección solar, puede disminuir el riesgo de picaduras, aunque no las evita totalmente.
Utiliza prendas protectoras que cubran la totalidad de la superficie corporal (gafas, trajes de neopreno, guantes, escarpines…).
Los niños son especialmente sensibles a las picaduras de medusas: vigílalos e instrúyeles sobre el peligro que suponen las medusas, y no los bañes.
Los ancianos, personas con antecedentes alérgicos, cardiovasculares o asmáticos, o que hayan sido picados previamente por medusas, deben evitar el contacto con las medusas.
No rasques ni frotes la zona afectada, ni siquiera con una toalla o con arena, esto no hará más que empeorar la situación.
Lava la zona con suero fisiológico o con agua de mar asegurándote primero de que no contenga fragmentos de tentáculos de medusa. Nunca utilices agua dulce.
No apliques amoniaco, orina o vinagre.
En caso de no poder acudir a un puesto de salvamento y socorrismo, quita los restos de tentáculos adheridos a la piel con pinzas. Si no tienes pinzas a manos puedes usar algún objeto de borde fino.
Para aliviar el dolor aplica frío, si puede ser hielo, de forma intermitente, durante unos 5-15 minutos, sin frotar y evitando el contacto directo del hielo con la piel. Nunca apliques calor, ni expongas la zona afectada al sol.
Sintomáticamente, pueden utilizarse geles o pomadas específicas, antihistamínicos y analgésicos.
En caso de herida, se aconseja la aplicación de un antiséptico, tres veces al día, hasta que cicatrice la herida.
Acude al puesto de socorro de la playa o al centro de salud más cercano.
Si tienes antecedentes de picaduras, vigila la posible aparición de reacciones alérgicas inmediatas o tardías.
ATENCIÓN: si se observan síntomas generales como náuseas, vómitos, mareos, calambres musculares, cefalea, dificultad respiratoria o malestar generalizado, hay que acudir al centro asistencial más próximo o llamar al 112, informando, si es posible, de la especie de medusa que produjo la picadura.
Más información en Red de Observadores del Medio Marino en Canarias: www.redpromar.com
La precaución es la mejor consejera cuando se está practicando deporte con motos acuáticas o alguna actividad náutica ya sea en embarcación o en juguetes acuáticos.
Desgraciadamente la práctica del “balconismo” o “balconing” se ha convertido en los últimos años en una forma habitual de divertirse entre los más jóvenes, y que consiste en saltar de un balcón a otro para acceder al piso o habitación contiguos (habitualmente en apartamentos y hoteles). Este “deporte” tan arriesgado provoca cada verano múltiples ingresos hospitalarios, con altas tasas de mortalidad juvenil por esta práctica.
Gracias a las campañas preventivas que se realizan cada año hemos visto reducir, afortunadamente, la incidencia de las mismas. Pero debemos seguir insistiendo.